Las lesiones surgen por productos defectuosos. Existen tres tipos de reclamaciones: defectos de diseño, defecto de fabricación y falta de aviso. Lo más importante es probar o explicar por qué falló el producto en sí, lo que a menudo necesita que los expertos en productos lo analicen y, para ello, es necesario preservar todo tipo de evidencias para probar su caso.